Estados Unidos y China son algunas de las principales potencias económicas del mundo que en los últimos años han dado los primeros pasos hacia un proceso de reestructuración económica que, según ellos, promete un cambio radical para frenar el cambio climático.
La guerra entre los dos mayores contaminadores del mundo
La reducción de las emisiones de carbono y de los daños causados por la producción de petróleo y gas son algunos de los objetivos, pero las perspectivas de este plan pueden cambiar si las relaciones entre Norteamérica y China siguen deteriorándose.
Bajo la administración Trump, las relaciones entre Estados Unidos y China se han vuelto bastante tensas debido a algunas cuestiones.
Los dos países se han señalado con el dedo para decirse lo mucho que contaminan y resistir las acusaciones. Como un juego de niños, sin conseguir realmente nada ni alcanzar los objetivos que frenen el cambio climático que amenaza con destruir el mundo.
Nuevas alternativas para combatir la contaminación
China y Estados Unidos son responsables de la mayor parte de las emisiones de carbono a nivel mundial. La mitad de los gases que recalientan nuestra atmósfera son causados por estas dos naciones.
En abril, Estados Unidos presentará su informe para un nuevo plan u objetivos de contención de las emisiones de carbono. China hará lo mismo en los próximos días. Esto nos permitirá ver y hacernos una mejor idea de los objetivos que estos dos gigantes establecerán para frenar el cambio climático.
Todavía hay esperanza, pero sería mejor que los países siguieran el acuerdo climático de París de 2015, ya que trabajar juntos facilitaría mucho las cosas.
Sin embargo, EE.UU. ha acusado a China de espionaje y ha cuestionado sus acciones debido a las disputas de China con Hong Kong y Taiwán sobre los controles comerciales y los abusos de los derechos humanos.